Barrio

Tú.
Sigue caminando
con o sin rumbo,
por estas calles que hablan de ti;
tantas puertas cerradas,
y tantas ventanas indiscretas
te ven pasar.

Buscas,
¿pero qué?
Respuestas retóricas
a preguntas contundentes.

Gira la esquina.

Un callejón sin salida.

Hasta aquí solo llega la gente
perdida;
también la que se enfrenta a su asfalto.

Desde arriba
todo se ve más fácil;
a ras de suelo,
tus pasos y un muro.

Te giras y recuerdas:
«el pasado me trajo aquí».
Parada con un futuro
que creo que no es para mí.

No queda otra.

Miro al frente.
Paso alante,
lucha.

Hay una sombra en este muro,
me acerco,
espero
no ser la única en este laberinto.

Me muevo,
se mueve.

Empiezo a correr hacia el muro,
a nadar en un mar de dudas,
pero decido jugar a ciegas
y me lanzo: rompo el espejo.

Después de aquello
supe que el miedo no es más que un barrio
de espejismos
y reflejos.